Foro Económico de Nicaragua Desarrollo, impacto del COVID-19 y perspectivas económicas Ovidio Reyes Ramírez, Presidente del Banco Central de Nicaragua

16/03/2022


Buenos días a todos los presentes. Felicitaciones al BCIE por este Edificio hermoso. Felicidades Dr. Mossi, a usted y todo su equipo por haber impulsado esta iniciativa. Estimado Presidente Ejecutivo del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), Sr. Dante Mossi; Ministro de Hacienda y Crédito Público, Iván Acosta; Director por Nicaragua ante el BCIE, Uriel Pérez; representantes de organizaciones, funcionarios públicos, equipo de prensa, invitados todos a este evento.

Quisiera agradecer la invitación del Banco Centroamericano de Integración Económica para participar en el Foro Económico: “Desarrollo, impacto del COVID-19 y perspectivas económicas” y en especial por la amable invitación del Sr. Mossi, y felicitarlos por la inauguración de este magnífico edificio que estoy seguro será sede de ideas, planes y proyectos en pro del desarrollo de nuestro país. Me parece importante la organización de este Foro en el actual contexto post-pandemia, para poder evaluar nuestros avances y retos futuros.

Luego de la exposición del Ministro Acosta sobre el Plan Nacional de Desarrollo de Nicaragua, donde destacó las prioridades estratégicas del gobierno en el mediano y largo plazo, particularmente en operativizar los instrumentos de política pública orientados a fomentar el crecimiento económico, a reducir la desigualdad y a superar la pobreza, me corresponde presentar la situación macroeconómica de Nicaragua y sus perspectivas en el corto plazo. Así, en mi intervención presentaré primero información preliminar del año 2021, veremos cómo diversos indicadores señalan un buen dinamismo en los primeros meses del 2022 y cómo el Banco Central espera continuar apoyando la recuperación económica, y finalizaré con presentarles las proyecciones de las principales variables macroeconómicas para el año 2022, señalando algunos retos y oportunidades que se nos presentan en el corto y mediano plazo.

1. En lo que sigue les presentaré información preliminar de los diferentes balances macroeconómicos del año 2021, invitándolos desde ya a consultar el Informe Anual 2021 del Banco Central de Nicaragua que esperamos estará publicándose a fines de este mes, en donde encontrarán información más detallada y posiblemente con actualizaciones en algunos indicadores sectoriales.

2. El 2021 fue un año de recuperación económica y del retorno del crecimiento de la economía nicaragüense, luego que ésta fuera afectada por diversos choques desde el año 2018 y de la pandemia del COVID-19 a inicios de 2020. La pandemia generó tensión sobre la economía a lo largo del año, pero la mejora de las expectativas de los agentes económicos por el avance de la vacunación, la efectiva respuesta de las políticas públicas y la constante promoción de la producción tuvieron un efecto positivo en la actividad económica en 2021. En este contexto, la economía doméstica entró en la etapa de expansión del proceso de recuperación, registrando un crecimiento generalizado de la mayoría de las actividades, pero todavía heterogéneo a nivel sectorial.

Estimaciones preliminares que estamos dando a conocer el día de hoy, indican que el crecimiento acumulado del Producto Interno Bruto (PIB) durante 2021 se ubicará en torno al 10.3 por ciento, siendo -2% en 2020. Sectorialmente, el IMAE refleja que los sectores de mayor crecimiento acumulado durante el año fueron explotación de minas y canteras (40.6%), construcción (35.5%), comercio (16.1%), industria manufacturera (13.7%) y Hoteles y Restaurantes (10.5%). Desde el punto de vista de la demanda agregada, el principal impulso provino del consumo y de la inversión. Asimismo, aumentaron las exportaciones, favorecidas por un resurgimiento de la demanda externa y de mejores precios internacionales, y por consiguiente también aumentaron las importaciones.

Sobre el impulso en la producción en 2021 quisiera destacar dos cosas, la primera es que este dinamismo no se observó sólo en Nicaragua, sino que fue una característica homogénea en el desempeño de los países centroamericanos, tal y como se indicó en la reciente nota de prensa del Consejo Monetario Centroamericano. La segunda es que, para el caso de nuestro país, el favorable desempeño resultó en que para el cuarto trimestre de 2021 se alcanzó un nivel de actividad económica similar al observado al primer trimestre de 2018.

3. Como resultado de este crecimiento económico, la tasa de desempleo se redujo en el tercer trimestre a 4.3 por ciento, según la Encuesta Continua de Hogares (ECH) que publica el INIDE. No obstante, este comportamiento refleja rezagos del empleo con relación a la actividad económica, producto de una aparente recomposición en el mercado laboral (entre la oferta y demanda de trabajo). Esta recomposición generalizada a nivel global ha sido un efecto de la pandemia, causada en parte por los riesgos al contagio de COVID-19, lo que ha dado lugar a una reducción de la participación laboral y a nuevas formas de trabajo (remoto). Así, hacia finales de 2021, la tasa global de participación laboral continuó por debajo de su nivel prepandémico, lo que indica que el mercado laboral aún no ha finalizado su ajuste, tanto en la oferta como en la demanda. Por otra parte, el empleo formal medido por la afiliación al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) aumentó en 46,748 cotizantes durante 2021, registrando un incremento respecto a diciembre de 2020 de 6.5 por ciento.

4. El dinamismo de la actividad económica se desarrolló en un contexto de presiones inflacionarias, cuyo efecto se trasladó a la economía nicaragüense. Efectivamente, la recuperación de la economía mundial y las políticas de estímulo fiscal y monetario impulsaron la demanda externa y el gasto global en 2021, lo que condujo al alza de los precios a nivel mundial, incluyendo un incremento generalizado de los precios de las materias primas (principalmente de la energía y de los combustibles), exacerbados por dificultades en las cadenas de suministros y la aparición de nuevas variantes del COVID-19. Como consecuencia de estos factores, la inflación nacional alcanzó 7.21 por ciento en el año 2021, cuando esta fue 2.93 por ciento en 2020, en correspondencia si con la evolución de los precios externos. En términos de contribución a la inflación interanual, los mayores impulsos provinieron de las divisiones de alimentos y bebidas no alcohólicas, transporte, y alojamiento y servicios públicos (las que sumaron 5.15 p.p.). La inflación subyacente, que aísla los bienes más volátiles de la canasta de bienes con lo que se calcula el IPC, aumentó, ubicándose en 5.45 por ciento. Cabe destacar, que la política de reducción de la tasa de deslizamiento cambiario que se implementó en 2019 y en 2020, cuando se redujo del 5 al 3 por ciento en un primer momento, y a un 2 por ciento en un segundo momento, junto con la continuidad de la política de subsidios focalizados de parte del Gobierno evitó mayores presiones en los precios internos.

5. En cuanto a las finanzas públicas, el crecimiento económico y las mejores expectativas de los agentes económicos mejoraron el desempeño de los indicadores fiscales, al tiempo que se observó la continuidad de una política fiscal prudente y activa en la obtención de recursos para garantizar los servicios sociales básicos y la inversión e infraestructura. Al respecto, la recaudación tributaria del Gobierno Central mejoró sustancialmente al crecer 26.5 por ciento, apoyada por el dinamismo de la actividad económica, a la vez que el gasto público aumentó, priorizándose el gasto social en salud y garantizando los recursos para impulsar el Programa de Inversión Pública (PIP). Consecuentemente, el déficit del Sector Público No Financiero (SPNF) se redujo a 1.5 por ciento del PIB en 2021 versus 2.5 por ciento en 2020. Asimismo, la deuda pública se redujo a 64.2 por ciento del PIB versus 64.8 por ciento en 2020 y mantuvo niveles sostenibles. Esto contrasta con lo observado en la mayoría de las economías que habían incrementado sus déficits públicos e incrementada su deuda pública.

6. El historial de desempeño fiscal responsable y la gestión activa de recursos financieros, resultó en la obtención de flujos de préstamos externos concesionales y colocaciones de Bonos de la República de Nicaragua (BRN) a menores tasas de rendimientos que en años anteriores, permitiendo así el financiamiento sano del déficit público.

7. La recuperación económica global favoreció los flujos externos, en particular la evolución de las exportaciones, los flujos de remesas familiares y la inversión extranjera directa (IED), entre otros. Así, las exportaciones de mercancías aumentaron un 23.1 por ciento (5.8% en 2020), impulsadas principalmente por el sector de manufactura y minería, y con aumento del volumen exportado (principalmente oro, ganado en pie, maní, entre otros) y de los precios internacionales (principalmente carne de bovino, azúcar, café, entre otros). Las exportaciones de zonas francas crecieron en 36.8 por ciento, cuando se redujeron 14.7% en 2020, dinamizadas por la recuperación de la demanda mundial que favoreció las ramas de textiles, arneses y tabaco.

8. Los flujos de remesas familiares aumentaron 16 por ciento (10% en 2020), impulsados principalmente por ingresos provenientes de economías en crecimiento (EE.UU. y España). La inversión extranjera directa mostró una tendencia a la recuperación, con flujos dirigidos principalmente a los sectores de energías y minas y telecomunicaciones. A su vez, los ingresos por turismo reflejaron recuperación a nivel intertrimestral, aunque en el agregado del año disminuyeron 7.4 por ciento respecto a 2020, cuando bajaron 61.5 por ciento en 2020, por la continuidad de las restricciones asociadas con la pandemia.

9. Al mismo tiempo, el crecimiento económico doméstico impulsó el crecimiento de los volúmenes de importaciones, las cuales también incrementaron en valor por efecto de la elevada inflación internacional, y, en particular, por el aumento del precio del petróleo y derivados, resultando en un deterioro en los términos de intercambio, equivalente a un 5.2 por ciento (los precios de las importaciones aumentaron 11.7% y los precios de las exportaciones lo hicieron en 5.9%). En consecuencia, las importaciones de mercancías FOB se incrementaron en 37.3 por ciento, lo cual condujo a un aumento del déficit comercial de mercancías del 63.3 por ciento con relación al déficit observado en 2020. Los mayores incrementos interanuales de las importaciones por destino se observaron en la factura petrolera (64%), bienes de capital (56.2%) y bienes intermedios (36.2%).

10. Las variables monetarias y financieras mejoraron su desempeño. Así, los agregados monetarios continuaron reflejando tasas de variación interanual positivas de dos dígitos y el mercado cambiario continuó estable, con resultados de compras netas de divisas por parte del Banco Central de Nicaragua y del sistema financiero. Por otra parte, la disposición de instrumentos monetarios del Banco Central de Nicaragua, que facilitó la gestión de liquidez del sistema financiero en moneda nacional y extranjera, la prudencia fiscal en un contexto de crecimiento de la recaudación, que facilitó traslados de recursos al Banco Central de Nicaragua, y el incremento de flujos externos, que favorecieron la oferta de divisas, contribuyeron a la acumulación de reservas internacionales y a la ausencia de presiones cambiarias en dicho mercado. Así, la brecha cambiaria de venta se ubicó por debajo de la comisión de venta de divisas que cobra el Banco Central de Nicaragua.

11. Como resultado, las Reservas Internacionales Brutas alcanzaron un saldo de 4,046.6 millones de dólares al cierre de 2021, lo que representó un aumento de 834.7 millones de dólares respecto a 2020 y al equivalente de una cobertura de 2.8 veces la base monetaria, un nivel adecuado que sustenta la estabilidad del régimen cambiario vigente.

12. A su vez, la intermediación financiera continuó consolidándose, con los depósitos y el crédito creciendo a tasas positivas. De esta forma, la cartera bruta de crédito creció 4.9 por ciento y los depósitos 12 por ciento. La consolidación de la estabilidad financiera fue resultado en parte del mayor dinamismo de la actividad económica, que incidió positivamente sobre las expectativas de los agentes económicos y la capacidad de pago de los hogares y de las empresas. No obstante, aunque el crédito creció, éste continúa rezagado con respecto a la dinámica de la actividad económica, de tal manera que el incremento de la liquidez de la banca resultante del aumento de los depósitos se canalizó en parte a inversiones en valores públicos, tanto del Banco Central de Nicaragua como del Ministerio de Hacienda y Crédito Público.

13. El sistema bancario y las financieras mantuvieron una posición sólida y de resiliencia, mostrando estabilidad en las fuentes de fondeo, y niveles de capital y liquidez cumpliendo con holgura los mínimos regulatorios. Así, el indicador de disponibilidades sobre obligaciones fue de 45.3 por ciento. Asimismo, la reactivación del crédito también se reflejó en mejoras en la calidad de la cartera, observándose una reducción de la cartera vencida y en cobro judicial, la cual se ubicó en 2.4 por ciento de la cartera bruta, cuando esta fue 4.1 por ciento al cierre de 2020.

14. Los indicadores macroeconómicos recientes indican que en los primeros meses de 2022 se sigue manteniendo el buen desempeño económico de 2021, consolidándose en una fase de crecimiento relativamente sólido.

15. En este sentido el empleo formal ha continuado creciendo; persiste el dinamismo de la entrada de recursos externos en concepto de remesas familiares y exportaciones de mercancías; la intermediación sigue en recuperación a través del crecimiento del crédito y los depósitos; se mantienen los flujos de financiamiento hacia el Sector Público No Financiero; el mercado cambiario permanece estable; y las reservas internacionales se han fortalecido y continúan creciendo. No obstante, también subsisten las presiones inflacionarias desde el exterior. En este contexto, el BCN ha mantenido estable en los primeros meses del año la Tasa de Referencia de Reportos Monetarios en 3.5 por ciento, pero lo más probable es que comenzará a readecuar su política monetaria en correspondencia con lo que está sucediendo en el resto de economías.

16. El Banco Central continuará apoyando la estabilidad cambiaria y la intermediación financiera. Por el lado de la política cambiaria, los lineamientos del Programa Monetario de 2022 establecen el mantenimiento de la tasa de deslizamiento cambiario respecto al dólar de EE.UU. en 2% anual y la convertibilidad de la moneda nacional al tipo de cambio establecido, mediante la mesa de cambio. Por el lado de la política monetaria, el Banco Central continuará asegurando una cobertura adecuada de las reservas internacionales brutas que soporte al tipo de cambio (equivalente a 2.7 veces la base monetaria), propiciará la reactivación de la intermediación financiera y favorecerá la liquidez del sistema financiero a través de los diversos instrumentos de política monetaria. No obstante, el Banco Central mantendrá la vigilancia para reaccionar en correspondencia a las alzas esperadas de las tasas de interés internacionales.

17. Finalmente, el Banco Central proyecta que la economía nicaragüense crecerá en 2022 en un rango de entre 4.0 – 5.0 por ciento, sustentado principalmente en la expansión de la inversión privada y de las exportaciones. Se espera que este crecimiento sea liderado principalmente por las actividades de construcción, comercio e industria manufacturera. Así como también, por la mayor demanda externa. En el caso de la inflación, el Banco Central prevé que esta se ubique en un rango de entre 5.0 – 6.0 por ciento hacia fines de 2022, esperando que la tasa interanual aumente ligeramente hacia fines de junio en su mayor parte, debido al traspaso de los precios internacionales a los precios domésticos, pero que se reducirá durante el segundo semestre de 2022. También se proyecta que el déficit del sector público no financiero en 2022 se ubique en alrededor del 2 por ciento del PIB y que la cuenta corriente de la balanza de pagos finalice con un déficit de 2.4 por ciento del PIB, por mayores importaciones de mercancías asociadas a la recuperación económica y el aumento de los precios del petróleo.

18. El contexto macroeconómico para el país en 2022 está expuesto a retos debido al contexto global de incertidumbre, pero también se identificaron oportunidades. Por el lado de los retos, persisten los temores de surgimiento de variantes de COVID-19 que podrían prolongar las interrupciones en las cadenas globales de suministros; existen preocupaciones porque las tensiones geopolíticas puedan resultar en la persistencia en el aumento de los precios del petróleo y otras materias primas, lo que plantea riesgos inflacionarios e impactos que afectarían la oferta y demanda a nivel global; y adicionalmente hay incertidumbre sobre los efectos del endurecimiento esperado de la política monetaria internacional. Por el lado de las oportunidades, se espera que continúe una mayor demanda externa de alimentos y que los aumentos de precios internacionales favorezcan las exportaciones nacionales de bienes primarios. Asimismo, Nicaragua podría aprovechar estrategias como la del nearshoring, o de acercamiento de las cadenas de valor, que pudiesen resultar atractivos al país, lo que pudiera derivar en una mayor inversión extranjera directa, exportaciones y generación de empleo.

Hasta aquí mi presentación. Y, para finalizar, quisiera reiterar mi agradecimiento al BCIE y al Sr. Mossi por su amable invitación a este evento y felicitarlos nuevamente por este edificio que se erige como muestra del continuo compromiso institucional del BCIE de ser un socio estratégico para Nicaragua.

Muchas Gracias.

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